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El final de la vida

Hay pocas cosas más seguras que el hecho de que cada uno de nosotros morirá algún día, y es común que los niños sientan curiosidad por esta parte de la vida. Todo adulto debe estar preparado para responder las preguntas normales del desarrollo que plantean los niños sobre la posibilidad de que un padre muera y lo que sucedería si esto ocurriera. Al igual que los padres sanos, los padres que viven con cáncer corren el riesgo de sufrir accidentes imprevistos o eventos médicos no relacionados con el cáncer.

Preparándose para el futuro

La planificación del final de la vida, por lo tanto, es un aspecto importante de ser un padre amoroso. La creación consciente de materiales que comuniquen a los niños cuán conocidos y amados son–como cartas, diarios de padres e hijos, videos familiares y álbumes de fotos con anotaciones–proporciona legados valiosos. Esto es cierto tanto si un padre vive para ver a sus hijos en la edad adulta como si muere cuando aún son pequeños. Las recomendaciones de esta sección son las mismas para padres sanos que para padres que viven con cáncer. A veces, vivir con una enfermedad potencialmente mortal despierta tantas emociones en los padres que evitan abordar preocupaciones dolorosas sobre el final de la vida, las cuales estarían dispuestos a abordar si estuvieran saludables.

Al pensar en la planificación del final de la vida como si se tomara un paraguas en caso de que llueva, usted puede brindarles a sus hijos recordatorios importantes y duraderos de cuánto amor y cariño siente realmente por ellos y, con suerte, descubrir que se siente mejor al saber que se ha hecho la planificación. Así como llevar un paraguas no hace que llueva, la planificación del final de la vida no significa que usted haya perdido la esperanza. Es reconfortante saber que tiene un refugio y un plan en caso de que ocurra algo inesperado.